sábado, 10 de diciembre de 2011



Las palmeras pertenecen a la familia botánica de las Arecáceas, importante grupo de plantas monocotiledóneas fáciles de reconocer, llamadas comúnmente palmeras o palmas. Fundamentalmente son plantas tropicales, de clima cálido, sin embargo hay representantes de zonas templadas (por ejemplo el "palmito"), otras que sobreviven en ambientes desérticos (como las Phoenix), de bosques tropicales hasta manglares, y desde el nivel del mar (cocos) hasta altitudes muy elevadas (palmito elevado). Son leñosas, muchas de ellas arborescentes, con las grandes hojas en corona al final del tallo, generalmente pinnadas o palmadas. Sus flores se disponen en vistosas inflorescencias y el fruto es carnoso - una baya o una drupa - y, en su mayoría, comestible. Forman una de las familias botánicas de mayor importancia económica. Constituyen uno de los elementos más importantes para las comunidades indígenas por su valor económico, cultural y ecológico, ya que de este recurso obtienen su alimento, su vivienda y múltiples artículos que satisfacen sus necesidades materiales.
Muchas especies de palmas tienen un gran valor actual y potencial como fuentes de alimento, aceites, fibras, medicinas y otros productos, además de su indiscutible valor como plantas ornamentales; todas esas potencialidades (aprovechadas de manera sostenible) las convierten en una valiosa fuente de recursos.
En el mundo hay jardines botánicos especializados en las palmeras y son llamados palmetum o palmar. La mayor colección en España se encuentra en el Palmetum de Santa Cruz de Tenerife. También son importantes palmerales los de la costa mediterránea, en la que muchas ciudades poseen jardines con gran variedad de palmeras que se adaptan muy bien a nuestro clima.
Sinceramente pienso que nadie ha podido dejar de impresionarse ante la contemplación de ejemplares como los que se muestran en el vídeo que acompña a este artículo.

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